 Federico Ferrero
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Aunque no es una ciencia exacta y es imposible garantizar que podamos evitar cualquier tipo de picadura de insectos al aire libre, existen ciertas recomendaciones que pueden ayudarnos a tener menos chances de ser atacados por estos insectos volantes.
Mientras que algunos insectos nos buscarán porque quieren alimentarse de nuestra sangre (dípteros) tales como tábanos, mosquitos o ciertas moscas; otros como las abejas, avispas, abejorros y hormigas (los principales himenópteros, una de las mayores órdenes de insectos) no nos atacarán para conseguir comida, y esto de por sí es una ventaja. Pero como todos sabemos, incluso las picaduras de estos últimos animalitos suelen estar a la orden del día al aire libre, así que hay otras razones por las cuales nos atacan, y reconociéndolas, podremos minimizar los "encuentros indeseables" con ellos.
Entonces, se puede tener cierta precaución o prevención para evitar ser picado por un insecto, y que sobre todo deben ser usadas por aquellos que se saben son sensibles (alérgicos) a las picaduras de determinados artrópodos.
Evitar las zonas y momentos en que proliferan insectos peligrosos, tales como colmenas (que suelen estar señalizadas) o las épocas del año o horas del día en que (por la temperatura o las condiciones climáticas) estos proliferan.
Por ejemplo, en las zonas boscosas de la Araucanía y Patagonia andina es normal que cuando hace mucho calor, los tábanos sean un verdadero incordio, pero que desaparezcan después de una nevada, o de lluvias muy abundantes, o que en cualquier caso remitan su actividad durante las horas del día de menos temperatura o a medida que se acerca la noche.
Mantener silencio (no hablar ni hacer ruido). Ya que está comprobado que los gritos, el ruido de paso y la propia voz humana, sobre todo cuando se multiplica al andar en grupo, puede ser suficiente para inducir a que ciertas abejas (sobre todo si está cerca su colmena) ataquen.
Mantenerse tranquilo. Evitar el pánico o el nerviosismo es imprescindible, porque hay muchos indicios que parecen apuntar al hecho de que los insectos "detectan" de alguna forma la intranquilidad de las personas, ya sea a través del lenguaje no verbal con que la expresamos (salir corriendo, gritar, etc.) como de la "energía" de algún tipo que emitimos al tener un estado de ánimo alterado.
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